CARTA PARA ABRIL Y TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO.Por el tio Alex

Hola Abril, ya se que no me conoces. Yo tampoco. Tu no eres mas que una niña para mi y yo solo soy un adulto mas para ti, pero supe que cumpliste años hace poco y que eres hija de una de las mujeres que mas admiro. Nos hemos domesticado. Ella perdonará mi intrusión. El motivo de mi carta tiene que ver además con que un dia dijiste como Borges, que una biblioteca se parece al paraíso. Intuyo que te gusta leer. Pues bien, aquí en mi ciudad este será el mes de la feria del libro y como debes saber también se celebrará el dia del idioma, y quise encontrar un motivo para hablar de ambas cosas: la infancia y los libros. Celebro que te guste leer, porque hoy por hoy los niños lo hacen poco y ven mucha televisión, por lo que se van quedando sin imaginación. Se divierten es verdad y se entretienen, quien lo niega, pero carecen de la fantasía necesaria cuando no están conectados al video. Un libro ni siquiera necesita energía para funcionar, se puede incluso memorizar. Lo indiscutible es que te hace dueño de las imágenes que te provee. Del que te voy a hablar y que tal vez conoces, el propio autor le hizo unas bellísimas ilustraciones.


Sabes, libros hay muchos. Los hay mas profundos, mejor escritos o tan imaginativos que se desbordan de si mismos. Cada libro es único, como una rosa que cultiváramos o un zorro que domesticáramos. Incomparable según la cualidad que elijamos, el lugar donde nos transportó, las situaciones que nos hizo vivir o los personajes que nos permitió conocer. Un libro es la extensión de la memoria y la imaginación, dijo Borges. No lo olvides. Un objeto mágico en cuya compañía el tiempo se disipa, una botella que ha sido lanzada al mar para que la encontremos y cuyo mensaje, si lo hay, solo nosotros mismos podemos descifrar. La mayoría traen un genio cuya voz nos guía. No hay que frotarla, solo destaparla. Hay libros luminosos como faros o linternas. O temerarios, y se parecen a un lanzamiento a un abismo: nos provocan preguntas y asombros. También pueden ser una caja de herramientas como diría Foucault. O un rizoma, explicaría Deleuzze, osea como una especie de cartografía o mapa. La palabra, que es el material del que están hechos los libros Abril, cuenta historias y hace música. Y es tan necesaria como el pan y oportuna como el agua. En la palabra rosa está la rosa, dijo Borges.


En suma mi querida Abril, y espero que se lo cuentes a todos los niños que conozcas, la verdadera magia de los libros es como aquella oveja que un aviador varado le dibujara en un desierto a un príncipe perdido que venía de otro planeta. Y si libros hay muchos Abril. Los hay canónicos, osea muy importantes, dicen. Célebres, es decir famosos. Útiles, cuyo valor tiene que ver con la exactitud de lo que enseñan. Están los mas vendidos, que no necesariamente son los mejores sino los mejor exhibidos, pero a mi me gustaría recomendarte si no lo has leído, el que yo siempre cargo en un bolsillo. Es pequeño, como el planeta de aquel niño extraviado. Lo escribió un aviador que se perdió cumpliendo con su deber, y que tal vez habría preferido ser dibujante, pero que por esas cosas del destino tuvo la oportunidad de imaginar un personaje inolvidable. Te pido el favor que leas EL PRINCIPITO. Allí aprenderás a domesticar a la gente y yo seré único para ti tanto como yo para ti, a pesar de cualquier distancia. Un beso. Que cumplas muchos años mas. Y lleves dentro del adulto, un niño insobornable.

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