CÓMO MEJORAR LA RELACIÓN CON LOS HIJOS


CÓMO MEJORAR
LA RELACION CON LOS HIJOS

 ACTIVIDAD GRATUITA
-Vacantes limitadas-
 Cambiar gritos, peleas y llantos por abrazos.
Estrategias de comunicación y técnicas de resolución de problemas para familias inteligentes.

Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Integradas
te invita a participar del taller teórico – práctico.

Nuestro rol como padres y educadores nos lleva a la necesidad de aprender ciertas habilidades y conocimientos que faciliten la comunicación con nuestros hijos, de ésta resultan la calidad de las relaciones familiares, y la tan deseada armonía del hogar.

A su vez, al mejorar nuestro entorno familiar potenciamos otros ámbitos de nuestra vida, en especial en lo laboral y social.

OBJETIVO:
Reflexionar acerca del rol de los adultos en la formación de niños autónomos, responsables y respetuosos consigo mismos y con los demás.
Desarrollar habilidades comunicativas que generen una convivencia familiar pacífica.
Proponer alternativas efectivas al modelo de premios y castigos para limitar sin dañar y fortalecer el vínculo entre papás y chicos.

DIRIGIDO A:
Padres, abuelos, docentes, cuidadores y a toda persona interesada en criar niños sanos y felices.

MODALIDAD:
El taller será teórico-práctico y se pondrá el foco en los aportes de los participantes, los que deberán tener ganas de participar activamente para el enriquecimiento mutuo.

FECHA Y LUGAR:
23 de julio de 2011. 15 horas. Avenida Corrientes 3860. CABA.

INSCRIPCIÓN:
E-mail a informesyconsultas@fibertel.com.ar

Encontré tu fotografía (enviado por el Ratón Pérez)


Estuve buscando en un viejo arcón en el que coloco mis recuerdos.
Y pude hallar antiguas fotografías.
Entre ellas estaba ésta.
Eres el que está en el medio, ¿verdad?
Un beso de tu amigo
El Ratón Pérez

Un bebé de dos meses que habla en Nicaragua


AFP, actualizado: 16/06/2011

Un bebé de dos meses dejó estupefactos a sus padres cuando, después de tomar la leche, pronunció sus primeras palabras en una comunidad campesina de Nicaragua, reveló el miércoles la prensa.

"A la primera que me habló fue a mí; me dijo mamá", relató su madre, Isabel Mendoza, a El Nuevo Diario. "Las palabras que ha dicho son mamá, papá, pipe (muchacho)", afirmó la mujer.

El padre, Antony Huete, contó que su hijo, que se llama igual que él, le pidió una vez "agua, agua".

La abuela materna del niño, Rosa Álvarez, contó que al principio no daba crédito a esta historia, hasta que escuchó al pequeño decir "agua". "Le pidió agua al papá", relató.

El insólito caso ocurrió en la comunidad campesina El Palmar, en el municipio costero de Tola, en el departamento sureño de Rivas, cerca de la frontera con Costa Rica.

"Es algo increíble, asombroso, nunca visto", expresó por su parte José del Carmen Pérez, quien afirmó que el bebé se comporta de manera extraña y "lo queda viendo feo a uno".

Aprender a nadar a partir de los 4 años



Desde los 4 años, a cualquier edad.
(Adaptado de Eroski Consumer)

El ser humano no nada instintivamente. La habilidad para sostenerse y avanzar en el agua ha de ser aprendida. Este conocimiento se creía innecesario en el mundo occidental hasta bien entrado el siglo XX, incluso en sectores tan hidrodependientes como los pescadores. 

Pero hoy, aprender a nadar se ha convertido en una prioridad. La proliferación de piscinas y la elección de zonas costeras, ríos o pantanos como destinos mayoritarios en el ocio estival nos obliga a todos, desde niños a adultos, a adquirir conocimientos para familiarizarnos y sentirnos seguros en el agua. Además, las estadísticas revelan que si bien el número de personas que no saben nadar ha disminuido en las dos últimas décadas -sobre todo en las franjas de menor edad-, todavía es elevado el número de hombres y mujeres que han renunciado a sentirse cómodos dando unas brazadas. 

Y es que aprender a nadar no es sólo una opción de disfrute: el ahogamiento ocupa el séptimo lugar entre las causas de accidentes infantiles, y en la escala de accidentes mortales globales, los ocurridos en el agua ocupan el segundo puesto, sólo después de los accidentes de tráfico.
Aprender siendo adulto

Cuanto antes se aprenda a nadar más fácil resulta, pero a cualquier edad es viable lograrlo. 
Conviene que sea un experto quien inicie a la persona adulta, pues así se asegura un aprendizaje consolidado. 

Si quien aprende es joven y no ha sufrido ningún accidente que le provoque más temor al agua que el lógico respeto, puede enseñarle un amigo o familiar, pero a la menor dificultad será el momento de acudir a una de las múltiples escuelas especializadas. 


Con diez sesiones bien diseñadas es posible aprender a nadar, aunque las lecciones consisten, más que en avanzar sobre el agua, en aprender a flotar y a respirar.
Vencer el temor al agua

El principal obstáculo para aprender a nadar es el miedo al agua y la inseguridad derivada de estar en un medio diferente, lo que genera tensión e impide a los músculos actuar correctamente. A esto se le añade que se acelera la respiración y aparece la sensación de ahogo. Por lo tanto, antes de nada, hay que romper el tópico de que se flota de forma espontánea: no es cierto. 

La persona que está aprendiendo a nadar debe estar vigilada para no sentirse indefensa, aunque esto no significa que su monitor haya de sostenerle en el agua. Es más, las diferentes escuelas coinciden en que las instrucciones se dan desde fuera.
Aspirar fuera del agua, expulsar aire sumergido. 
Una vez se ha conseguido perder el miedo al agua, se debe aprender a respirar, tomando el aire por la boca y exhalándolo por la boca y la nariz bajo el agua. Lo mejor es seguir una tabla establecida: situarse de pie, sujetándose al bordillo de la piscina, tomar aire y flexionar las piernas para meter la cabeza dentro del agua, donde se expulsa el aire, para después sacar la cabeza y tomar aire de nuevo.

La flotación. 
Perdido el miedo y comprobado que se puede controlar la respiración, es momento de aprender a flotar. Una vez más hay que romper el mito: es imprescindible tener los brazos sumergidos, todo lo contrario de lo que inspira la recurrida imagen de auxilio que levanta los brazos a fin de lograr flotar. Al principio hay que estar situado en una zona donde el agua no cubra y practicar el flote boca abajo, boca arriba y sumergido.
... y a nadar. 
Cuando no hay miedo, se respira y se flota adecuadamente, es el momento de aprender los movimientos de brazos y piernas para avanzar en el agua. Se puede ayudar de colchonetas o corchos que aseguren el paso. Lograr un estilo es materia de otro momento, de lo que se trata inicialmente es de sentirse a gusto dando brazadas, coordinando el movimiento de brazos y piernas. Una cuestión importante, más allá del ejercicio lúdico, es aprender a zambullirse, sobre todo para subir a la superficie y comenzar a nadar. 


Aprender a nadar es, pues, fácil, y si se quiere que hijos e hijas también lo logren, conviene que sus padres y madres sepan hacerlo.
En los niños, a partir de los 4 años

Aunque es recomendable familiarizar a los niños y niñas con el medio acuático desde que nacen, antes de los cuatro años son demasiado pequeños para desarrollar autonomía en el agua y adquirir los movimientos de la natación. Por eso, los pediatras animan a iniciar el aprendizaje desde bebés, pero teniendo muy presente que los programas de natación no garantizan la autonomía del niño, y hasta que no sean adolescentes, siempre que se bañen debe existir la supervisión de un adulto.

Para que el proceso de iniciación no resulte traumático y sí lo más fructífero posible, es muy importante presentar el agua como un elemento lúdico y natural desde los primeros baños en casa. Aunque cueste, se invita a que los padres y madres a que no utilicen una esponja para limpiar la cara de sus pequeños, es mejor que introduzcan su cabeza bajo el agua. Esto contribuye a que el pequeño no perciba la sensación de no respirar bajo el agua como algo ajeno y que provoca miedo.
Una buena escuela
En algunos países europeos la enseñanza de natación está reglada, forma parte de sistema curricular. En España, aunque cada vez es más frecuente que sea una materia impartida el centro escolar, no es lo habitual todavía, por lo tanto, en muchas ocasiones son los padres y madres quienes acuden a una escuela especializada. En ella deberán exigir personal cualificado para trabajar con niños; una temperatura de 33 grados, tanto fuera como dentro del agua; condiciones suficientes de higiene y niveles de cloro menores (el agua para bebés debe tener entre el 0,5 y el 0,6%, frente al 1% que tolera el adulto). 


Hasta los 3 años, se recomienda un monitor por cada dos niños y a partir de los 4 años cada monitor se puede hacer cargo de 3 niños.
Enseñanza
El primer propósito es que los niños se sientan a gusto en el agua. Igual que sucede con los adultos, habrán de aprender a manejarse en el medio sin esfuerzo, con la dificultad añadida de que no hacen pie, pero la ventaja de que son menos temerosos y tienen más habilidad. Muy poco a poco se motiva el equilibrio, tanto horizontal como vertical, esto es, la flotación, tan difícil para los mayores, pero muy sencilla para ellos, por lo que enseguida las piernas se vuelven principales protagonistas, y les ayudarán a avanzar al estilo 'perrito'. 

Cuando eso se controle es el momento de introducir el movimiento de brazos. 

Una cuestión clave en el aprendizaje del niño es ayudarle a orientarse. Sentirse perdidos y no encontrar la escalera les provoca más miedo que el propio agua. 

Y en todo el proceso de este aprendizaje hay que evitar precisamente eso: que se tome miedo al agua.

Eroski Consumer

LA MADRE... LA MEJOR OBRA DE DIOS


Dios, que estaba ocupado en crear a las Madres, llevaba ya seis días trabajando horas extraordinarias cuando un ángel se le presentó y le dijo: “Te afanas demasiado, Señor” 

Y el Señor repuso: “¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llevar el pedido? Esta criatura tiene que ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar ciento ochenta piezas movibles, todas reemplazables; funcionar a base de café negro y de las sobras de comida, poseer un regazo que desaparezca cuando se ponga en pie: un beso capaz de curar todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado, y seis pares de manos...

Y el ángel confundido observó: “¿Seis pares de manos? Eso no es posible

“ No son las manos el problema,”- agregó el Señor- “sino los tres pares de ojos

“¿Y eso es para el modelo normal?”- inquirió el ángel.

El Creador asintió. “Un par es para ver a través de la puerta siempre que pregunte ‘¡Niños! ¿Qué andan haciendo ahí dentro?’, aunque ya lo sepa muy bien. Otro, detrás de la cabeza, para ver lo que más le valiera ignorar pero que precisa saber. Y, desde luego, los de adelante, para mirar a un niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: ‘Ya entiendo hijo, y te quiero mucho’”

El ángel le tiró de la manga y advirtió mansamente: ”Vale más que vayas a la cama, Señor. Mañana será otro día.

“No puedo. Y, además, me falta poco. Ya hice una que se cura por sí sola cuando se enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis personas con sólo medio kilo de carne picada,

y de persuadir a un chiquillo de nueve años que se esté quieto bajo la ducha.

Lentamente el ángel dio vuelta en torno a uno de los modelos maternales. “Me parece demasiado delicada”- comentó con un suspiro.

“¡Pero es muy resistente¡”- aseguró Dios, emocionado - “ No tienes idea de lo que es capaz de hacer y de sobrellevar”

“¿Podrá pensar?” – preguntó el ángel.

“Claro. Y razonar y transigir.” – respondió el Creador.

Por último, el ángel se inclinó y pasó un dedo por la mejilla del modelo. “¡Tiene una pérdida!”.

Dios corrigió: “No es una pérdida. Es una lágrima.”

“¿Y para qué sirve?” – quiso saber el ángel

“Para expresar gozo, aflicción, desengaño, pesadumbre, soledad y orgullo.” – le explicó Dios.

“Eres un genio, Señor” – expresó el ángel, admirado.

Pero Dios, con una mirada de tristeza, observó: “Yo no se la puse”.

(Enviado por Gustavo Costas)