El Mundo de Olga y Daniel: É NATAL - Efigênia Coutinho

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El acuerdo entre Santa Claus y los Reyes Magos


Hola, amiguitos dientileches:
Hoy encontré el Diario Vasco en Internet y allí pude leer un cuento que no sé si es real o inventado, pero que me pareció muy hermoso.
Es para leerlo despacito y preguntando a tus papis o a tus tíos lo que no comprendas bien.
Espero que te agrade como a mí me agradó.
Te lo dejo con un beso grande, preparándome para la próxima Navidad.
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Tenía yo nueve años cuando mi familia decidió apadrinar un niño africano. Se llamaba Olinka y pertenecía al pueblo de los masai, un pueblo pastor que vive entre la frontera de Kenia y Tanzania.

Al acercarse la Navidad, poco tiempo después de esto, mis padres me pidieron que escribiera una carta a Olinka. Me sentí confundido. Hasta ese día nunca había escrito una carta. Además, ¿qué contaría a alguien que ni siquiera conocía? Después de mucho pensar, decidí escribir a Olinka sobre Santa Claus.

"Querido Olinka -comencé-. Te escribo porque deseo hablarte de un personaje que quizá tú no conozcas, que puede ayudarte a vivir de verdad la Navidad y a conseguir montones de regalos. Se trata de un hombre fuerte y robusto con un corazón muy grandote y cuyo nombre es Santa Claus. Vive en el Polo Norte y posee una gran fábrica en la que trabajan miles de duendes, produciendo anualmente miles y miles de juguetes y gran cantidad de caramelos.

Al llegar la noche de Navidad, Santa Claus va por todas las casas donde hay niños y les reparte sus caramelos y juguetes. Viaja en un bonito trineo tirado por seis renos. El más fuerte de los renos tiene la nariz roja y brillante. Se llama Rudolf. Todos corren tanto como el viento y por eso pueden incluso elevarse por los aires y aterrizar donde quieran.

Cuando se acercan a una casa donde Santa Claus ha de dejar regalos, la nariz de Rudolf comienza a brillar con más intensidad y el trineo desciende suavemente sobre el tejado de la casa. Luego Santa Claus selecciona los juguetes, los mete en un saco y se desliza por la chimenea a fin de dejarlos en el gran calcetín que tú debes tener preparado de antemano debajo del árbol de Navidad. ¡Ah! No te olvides de poner al lado del calcetín un vaso de leche y unas galletas para Santa Claus. Como esa noche tiene tanto trabajo, necesita comer para reponer fuerzas.

Recuerda que, si quieres que Santa Claus te visite, tienes que escribirle una carta y decirle lo que deseas que te traiga. Su dirección es: Santa Claus - Polo Norte. Yo también le escribo todos los años y siempre me trae lo que pido. Bueno, algunas veces también me deja un trozo de carbón de azúcar. Esto significa que tengo que portarme un poco mejor.

Cada año, antes del día seis de enero, también escribo a los Reyes Magos. Estos son todavía más espléndidos que Santa Claus. Pero de ellos te hablaré en mi próxima carta. Ahora me duele la mano. Mi padre va a poner en inglés lo que yo te estoy contando.

Saludos a tu familia y amigos. Un fuerte abrazo de parte de Blas".

No tuve que esperar mucho tiempo la contestación a mi carta. Olinka respondió rápidamente y en la suya me decía:

"Querido Blas: No creo que Santa Claus me visite. Por lo que tú me cuentas, él está acostumbrado al clima frío y si viene aquí seguro que enfermará con el cambio de temperatura. Además su trineo podría atascarse en la arena. Yo vivo en una pequeña cabaña hecha de ramas muy flexibles, recubiertas de barro. No tiene chimenea ni tejado. La puerta de mi casa es muy estrecha. ¿Cómo podría entrar por ella un hombre tan grueso y fuerte como Santa Claus?

El único árbol que crece cerca de mi casa es la acacia. Los árboles de Navidad de los que tú me hablas, no crecen en la tierra de los masai. Y por si fuera poco, hay muchas hienas por aquí y podrían atacar a los renos. Es verdad que tenemos mucha leche de nuestras vacas, pero las galletas sólo las hay en las tiendas de las ciudades y la más próxima dista 40 kilómetros de mi poblado. Tampoco puedo preparar el calcetín, ya que nadie de mi familia lleva calcetines.

Como ves, con tantas dificultades en contra, no me atrevo ni a soñar con la visita de Santa Claus.

Antes de terminar, quisiera pedirte dos cosas: la primera es que si Santa Claus te deja este año algún carbón de azúcar, me gustaría mucho que me lo enviases. Nosotros por las mañanas solemos beber una taza de té bien azucarado y ello nos hace sobrevivir hasta la hora de comer nuestra única comida diaria. Sin duda, el carbón de azúcar nos será muy útil. La segunda cosa que te pido es que cuando escribas a los Reyes Magos podrías añadir este mensaje de mi parte: Olinka no quiere juguetes, porque no sabría qué hacer con ellos. Pero sí le encantaría recibir una manta porque en Navidad tenemos la estación de las lluvias y mucha gente suele enfermar de malaria. La manta sería de una gran ayuda para aquellos que están tiritando a causa de la fiebre".

Cuando mi padre terminó de traducirme la carta de Olinka, decidí romper mis cartas a Santa Claus y a los Reyes Magos. Escribiría unas nuevas. Me olvidé de lo que quería y pedí a Santa Claus que me trajese sólo tres kilos de carbón de azúcar y a los Reyes Magos les pedí una manta.

Al llegar la Navidad, mi sorpresa fue enorme al comprobar que también mis padres había recibido tres kilos de carbón de azúcar y una manta cada uno.

Sin pensarlo ni un momento, tan pronto como abrimos los regalos, nos pusimos a empaquetarlos de nuevo para mandárselos a Olinka cuanto antes. Por primera vez habíamos compartido lo que habíamos recibido. Nos sentimos muy felices.

Algunas semanas después, Olinka nos escribió de nuevo. Y éstas eran sus palabras: "Los masai de mi poblado estamos muy agradecidos a Santa Claus y a los Reyes Magos. Por lo que se ve se han puesto de acuerdo para hacernos saltar de alegría con los regalos que nos han hecho llegar. Nos gustaría mucho que tú y tus padres vinieseis a pasar la próxima Navidad a nuestra tierra. Aquí será todo un poco distinto. No habrá árbol de Navidad ni calcetín para Santa Claus, pero después de lo visto este año, ni a Santa Claus ni a los Reyes Magos parece importarles demasiado. Así que sin duda el año que viene volverán a pasar por aquí. ¿Vendréis a esperarlos con nosotros?

Un fuerte abrazo de parte de toda mi familia. Olinka".

Ese mismo día ya tenía pensado qué iba a pedir a Santa Claus y a los Reyes Magos para la próxima Navidad: un viaje a Kenia con mis padres para visitar a Olinka. Sería el más fantástico regalo de Navidad y Reyes de toda mi vida. Además, yo también le podría llevar algunas buenas mantas.

RJ
 
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Me preguntan si es bueno comer la piel o cáscara de las frutas

¡Hola, amiguitos!
Me preguntan si es bueno o malo comer la cáscara de algunas frutas. Por supuesto no es lo mismo para los ratones que para los niños, porque cada uno tiene su dieta recomendada. No les aconsejo, por ejemplo, comer la cáscara de cocos, melones, sandías, y cosas así.
Pero una manzana como la de la fotografía es otro asunto.

Según manifiesta la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), ingerir frutas peladas o con piel no se puede considerar una cuestión relativa a la seguridad alimentaria. El consumo de frutas sin pelar depende de los tratamientos a los que las sometieron antes de que las tengas delante tuyo para ser comidas.

Si por cuestiones relativas a los valores nutricionales, sobre todo por su alto contenido en fibra, se opta por consumir la piel de la fruta, se recomienda siempre lavarla. La finalidad es eliminar tanto residuos de plaguicidas como suciedades y restos de tierra que pueden aportar al alimento bacterias, virus, parásitos y otros contaminantes como el plomo. Las frutas y verduras deben lavarse bajo un chorro de agua potable. Si están muy sucias, pueden sumergirse o emplearse desinfectantes como la lejía (lavandina o hipoclorito de sodio) de uso alimentario y después enjuagarse con agua limpia.


Así que, como la cáscara de algunos alimentos como la manzana es beneficiosa para tu salud, tómense el tiempo necesario para lavarla "a fondo", con todo cuidado, y asegurarse de que ha quedado tan limpia como era posible.

¡Que las disfruten, y gracias por consultarme!
Vuestro amigo,
El Ratón Pérez
(Agradezco los datos que me envió el dientileche Julio Victorio)